Entre las cosas

Sobre el Proyecto

Jardín oculto Galería. 2010

 

Entre / Acto

Recordemos que el jardín es, en sí mismo y desde los persas, una representación reducida del universo; que un jardín botánico se comporta a su vez como un archivo elemental que inaugura todos los mundos.

 

Primer movimiento

¿Cuántas veces nos desveló una gotera, durmiendo en una cama ajena?

Gotas como lágrimas. Insomnio de bolsillo. La gota y la grieta.

El goteo permanente sobre la cabeza de los reos era utilizado como método de tortura. La saga rota de todas las cañerías de los suburbios del mundo. ¿Cuál es el cuerpo de las lágrimas? ¿Acaso existe? ¿Y si todas las sonrisas de este mundo fueran lágrimas disfrazadas?

El goteo trae a la mente la memoria de las tristezas. La gotera molesta, como los gritos de un borracho de fondo. Pero aquí estamos mal acostumbrados. No siempre habrá borrachos. Y mucho menos gritos.

 

Segundo movimiento

La silla es una cita envenedada. Una máquina de amor. Una burguesía portátil.

Pero esta silla vuela. Falla. Un objeto cotidiano que trepa por muros. Vuela. Escala. Trepa. Se arrastra. Una enamorada del muro (pero no de la muerte que el muroinstala). Lleva en su aventura plantas. La madera es un material híbrido, entre lo grosero de la vida y lo mezquino de la muerte. Un material noble, que desarma el espectáculo. Cada astilla de esa silla brilla con vida propia. Lejos de nosotros, en la naturaleza, ya vivientes, producen flores. Contaminan creativamente el mundo del arte. El arte es una torsión intensa del juego. El juego de la silla que no se deja domesticar por el uso. Volar es el medio absoluto de una liberación. Sillas como peces voladores (imposible imaginar que no estuvieran suspendidas en el aire).

Una vez que la utilería del encanto ha sido montada, se debe hablar. Aún las niñas que juegan con Dios al juego de la silla deben hablar y decirnos dónde están, humilladas ya de chocar contra losafilados bordes de la realidad.

 

Tercer movimiento

«La grieta es una palabra hasta que el cuerpo se compromete con ella.»

Gilles Deleuze

El arte contemporáneo no soporta la naturaleza viva clavada en su anciana nuca. Esta galaxia de musgo remueve las brasas de antiguos incendios. La barricada de la naturaleza en la galería de arte. Antídotos contra el lienzo y abuelos botánicos.

No hay paso fronterizo más blando que el del musgo. Suave frontera. Entender que sin grieta no hay nada. Ni posibilidad de clarividencia colectiva, ni espacios para levantar fábricas recuperadas de emociones y pensamientos. (Algunos ignoran mejor que otros el potencial subversivo de estas materializaciones del fluir perpetuo).

El devenir de las superficies, las juntas creadas para ser disueltas amorosamente.

El perfume del musgo nos restituye el mundo como la exacta melancolía de lo irremediable. La inteligencia colectiva siempre habita el espacio de la grieta, que parece débil, pero lleva siglos de resistencia. Lo impredecible para la autoridad. La alquimia de los espacios y tiempos inéditos. ¿Cómo podrían hallarse todas las intensidades que confluyeron para formar el más pequeño musgo que asoma en la corteza arrugada de un árbol milenario?

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